La Isla

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martes, 19 de septiembre de 2017

Fancisco de Meneses funda mayorazgo a favor de su hijo Fernando. Pleitos familiares.

Por su parte, enseguida Francisco de Meneses el Santo cayó en la cuenta del apresurado aumento que estaban experimentando sus propiedades, por lo que creyó llegado el momento de fundar mayorazgo a favor de su hijo Fernando Álvarez de Meneses. Hizo en consecuencia uso de la facultad que le había concedido la reina Isabel, así como de la sentencia que había dictado junto con el rey Fernando que les facultaba, a él mismo y a Pedro de Orellana, para que cada uno pudiera fundar mayorazgo con los bienes que les correspondiesen del antiguo mayorazgo de Orellana de la Sierra. “Por ende mando las mis heredades de Villalva y Carrascosa y el Pizarroso y el Pizarralejo que son en el termino de la cibdad de Trogillo que las aya y tenga por maiorazgo el dicho Fernando de Meneses mi fijo, e despues de su vida a su fijo el maior, e en defeto de fijos varones que lo aya la fija maior segund mas largamente se contiene en las condiciones del dicho maiorazgo”, incluyendo en el mismo la heredad de la Merchana. Era ese el momento, si bien con más de catorce años de retraso, de cumplir el encargo que de su mujer, Elvira de Toledo, le había hecho en su testamento, -de lo quetengo grand conciencia y cargo” decía- de acrecentar el mayorazgo con el tercio de mejora de todos sus bienes. Y así lo hizo, excepto con la renta de los Hitos, que  disfrutaba Rodrigo de Orellana, casado con su hija Teresa de Meneses, la fundadora, recordemos, del convento de San Benito de Orellana la Vieja.

Aprovechó por entones para incluir en su testamento, firmado en Talavera en 1486, nuevas disposiciones. Como  quiera que su otro hijo, Francisco de Meneses, fraile en el monasterio de Guadalupe, había renunciado a la legítima que le correspondía por herencia, encargó que se le entregaran 150.000 maravedíes y a su prima Teresa Alvarez de Orellana, monja en Santo Domingo el Real de Toledo, 3.500 maravedíes anuales de renta mientras viviera. Se cuidó al  mismo tiempo de que sus hijos naturales no quedaran desprotegidos, especialmente su hija Ana, a quien asignaba dote: mando que por quanto yo tengo un fijo y una fija que no son legitimos que llaman al fijo Diego y a la fija Ana, mando a la dicha mi fija 80.000 maravedíes para su casamiento y al dicho Diego mi fijo que le den por via de alimentos, segund y en la forma y manera quel dicho lo tiene…

El reparto de las herencias provocaba a menudo duros conflictos entre los beneficiarios de una misma familia y por esta razón,   a veces, se  hacían  verdaderos esfuerzos para evitar que estas situaciones terminaran en  querellas interminables o fueran motivo de ruptura  familiar, al menos ese parece el propósito de Francisco de Meneses  cuando dictaba al escribano su última voluntad: “que por quanto es gran razon que entre mis fijos y fijas y yernos non quede question ninguna sinon que queden como hermanos y la casa quede pacifica”, nombrando a sus hijos Fernando, Pedro Suárez, Juan de Meneses, y a doña Teresa y doña Elvira, universales herederos del remanente de los demás bienes no incluidos en el mayorazgo, para que fueran repartidos con equidad, por lo que sus testamentarios debían tener en consideración lo ya recibido por Fernando y Elvira para sus respectivos casamientos “porque todos sean iguales como buenos hermanos por partes iguales de los dichos mis bienes restantes”. 

Sin embargo, casi un año después de la constitución del mayorazgo a favor de su primogénito y del exquisito cuidado que puso el regidor de Talavera para impedir que surgiera entre sus hijos discordia alguna por razón de la herencia familiar, no  pudo finalmente evitarlas, porque finalmente éstas brotaran con  virulencia cuando llegó el momento de repartir el patrimonio.  Los herederos sí estuvieron de acuerdo, al menos,  en designar  a su tío Juan de Meneses, obispo de Zamora, al que todos respetaban, árbitro cualificado para que ayudara a dirimir  los abundantes desacuerdos en la familia. Fernand Alvarez de Meneses, el primogénito, casado con Mencia de Ayala, Elvira de Meneses, mujer de Fernand  Duque de Estrada,  Teresa de Meneses, mujer de Rodrigo de Orellana, señor de Orellana la Vieja y Pedro Suárez, consensuaron otorgar un poder al obispo para que pudiera juzgar y sentenciar, de forma que su mediación forzara acuerdos y se evitaran pleitos, riñas y querellas entre ellos.

Así, las heredades de Villalba, las Carrascosas, Pizarroso y el Pizarralejo, situadas en tierras de Trujillo, no serían tasadas porque pertenecían al mayorazgo que había fundado su padre y del que ahora era titular Fernand. Excluidos estos bienes vinculados, pudo finalmente llegarse a la siguiente partición: la heredad de la Torre de los Hitos, en el término de Madrigalejo, (parte de estas tierras se han destinado, hasta hace pocos años, a plantaciones de arroz y maíz, situadas junto al pantano de Sierra Brava y en las que recientemente se ha instalado una importante central termosolar) se asignó a Fernand Alvarez de Meneses, que más tarde las incorporó al mayorazgo según lo había dispuesto su padre,  aunque reservando 350.000 maravedíes de su renta para su hermana Teresa de Meneses y Rodrigo de Orellana su marido. También se asignaban al nuevo titular del mayorazgo, como tercio de mejora, las heredades de la Merchana, la mitad de Valdetravieso, -ambas en términos de Trujillo- la mitad de la heredad de Carrascalejo de los Pavones y las partes de los ríos y cañales que pertenecían al término de la villa de Talavera, sin el cañal de Aranial. La heredad de Zurrajasbotas, situada también en el termino de Talavera, le había sido asignada a Pedro Suárez en el propio testamento, por lo que tampoco correspondía hacer de ella valoración alguna.

Torre de los Hitos. Garcilla cangrejera

Torre de los Hitos. Avetoro

Torre de los Hitos. Grullas

Torre de los Hitos. Vuelo en primer plano.

A doña Teresa de Meneses, en particular, le correspondieron 16 millares de yerba en la dehesa de Entrambas Pelas, lindera con la dehesa de Cogolludo, 6 millares en la dehesa de Aradahuy, que Francisco de Meneses había comprado años antes a los herederos de Fernand Alvarez y los 14 millares de la Torre de los Hitos que ya había percibido al contraer matrimonio con Rodrigo de Orellana en 1485. Todo esto constituía una renta anual de 900.000 maravedíes. Se le asignaron entonces, además, la heredad de Valtravieso, con posada y colmenas; unas  tiendas  situadas en la plaza de Talavera y un olivar, además de lo que obtuvo en efectivo, joyas y productos agrícolas almacenados en casa de su padre cuando éste falleció.  A  los otros hermanos les correspondieron lotes similares, entre los que  pueden destacarse  las dehesas de Alcornocalejo,  Valhondillo y las Trashijadas, ambas en tierras de Cáceres, con una renta de aproximadamente 625.000 maravedíes cada una de ellas.