La Isla

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jueves, 10 de junio de 2010

Una inscripción en la torre del homenaje de la Fortaleza de los Orellana

 Desde siempre hemos vista esa lápida situada en lo alto de la torre del homenaje. Siempre ella ha frustrado, inmutable, la curiosidad de los vecinos –sentida seguramente por generaciones- que han deseado explorar su mensaje. Movido por esa curiosidad, un buen día le mandé a Cándido González Ledesma una fotografía pidiéndole auxilio, por si él encontraba la forma de traducir aquel latinajo, porque todos los intentos que yo había hecho en ese sentido, no habían tenido éxito alguno. Gracias a que él tomó el asunto como un reto personal, pudo llegar a las personas que, finalmente, fueron capaces de lograr lo que me parecía ya imposible.
Lo estudió en primer lugar su compañera Presentación Rodríguez Martín, Choni, profesora de latín en el Instituto Pedro Alfonso de Orellana, quien a su vez, pidió ayuda a Felipe Trenado Trenado, a quien finalmente debemos la transcripción definitiva que se expresa a continuación:

BENEDIC, DOMINE,
DOMUM ISTAM, QUAM
TUO NOMINI EDIFI-
CAVI; BENEDICANT
TE QUI VENERINT
IN ILLAM



Desentrañar su contenido no ha sido fácil, debido, fundamentalmente, a la dificultad para identificar ciertos caracteres y el uso de abreviaturas –tal vez, según me dicen, debido a la solución por la que optó el cantero para resolver sus propias dificultades, colocándolas, por añadidura, en sentido vertical-. En la primera línea, se puede leer relativamente bien BENEDIC, pero la segunda palabra, está abreviada (DNE = DOMINE). La segunda línea muestra aún mayor dificultad: hay un carácter, parecido a un 3 que se repite tres veces: en realidad es una M, que por cuestión de espacio, se decide grabar en la piedra perpendicularmente a su posición normal, resultando: DOMUM ISTAM (con la S muy estilizada, por la misma razón) y la contracción de QUAM. La tercera línea muestra claramente: TVO = TUO; abreviado: NOMINI o NOMINO, leyéndose a continuación sin dificultad EDIFI, palabra que continúa en la cuarta línea con CAVI, -EDIFICAVI-, completándose con BENEDICANT (N abreviada con trazo horizontal sobre la A). Finalmente, en la quinta línea puede leerse: TE QVI VENERINT. Y la última palabra: IN ILLAM.

La lápida: centrada, bajo las almenas de la torre de planta cuadrada

El texto se corresponde, casi literalmente, con la antífona u oración que se decía en las bendiciones de Iglesias o capillas: “Benedic domine domum istam quam aedificavi nomini tuo venientium in...”. En el caso que nos ocupa, sólo cambia “venientium”, por “qui venerint”, que en esencia significan lo mismo. Así pues, la transcripción final es la siguiente:
BENDICE, SEÑOR
ESTA CASA QUE
EDIFIQUÉ EN TU NOMBRE;
TE BENDIGAN
LOS QUE VENGAN
A ELLA

Por lo que sus autores refieren, se trata seguramente de un mármol extraído de algún otro lugar y colocado aquí tal vez por motivos prácticos, acaso en tiempos de Gabriel el Viejo, cuando se transformó la fortaleza en residencia palaciega en el segundo tercio del siglo XVI, porque conocido el mensaje de la inscripción, lo primero que les resultó extraño a sus esforzados traductores fue su ubicación, puesto que la altura donde aparece colocada es un claro impedimento para su lectura, lo que resta vigor y coherencia a su contenido, un mensaje de bienvenida que no estaba destinado tanto al Altísimo como a los simples mortales que llegaran por tierra al lugar donde perteneciera. El hecho de que no esté colocada a la altura de los ojos del visitante invita a pensar que la lápida debió ser reubicada, dando sentido así, por otro lado, al hecho de que esté situada bajo un dintel y jambas de ladrillo que enmarcaban lo que parece fue una ventana abierta en el torreón, cuyo hueco quiso cegarse entonces.


Pienso, por mi parte, que ese texto deberá figurar algún día en algún punto de acceso al interior de la actual Casa Fuerte, con mención expresa de la propia lápida y su ubicación.


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